En medio de un paisaje de gran hermosura, se levanta el antiguo convento franciscano de Rocamador, proveniente de la advocación francesa de "Amador de la Roca", en Francia "Nôtre Dâme de Roc-Amadeur". Este título fue dado por los caballeros de la orden de Alcántara.

El monasterio fue levantado en 1512 y perteneció a la orden franciscana. En el pasado contó, entre uno de sus residentes más ilustres con san Pedro de Alcántara.
Desde sus comienzos se vislumbraba en su concepción el espíritu de la sabiduría y el bienestar.

El interior del monasterio guarda algunos de aquellos secretos en sus pinturas.

El paso del tiempo lo encontró abandonado y amenazado por la ruina, pero quiso el destino que nada de eso se disipara y, más aún que su incomparable belleza y testimonio fuera disfrutado por muchos.

Hoy, tenemos el privilegio de podernos deleitar con este paraje único y su excelente cocina de toques modernos pero cimentada en unos productos auténticos de una calidad altísima que han sido extraídos de un entorno incomparable.

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